Capítulo #O1
Cuatro
años lejos de casa pueden parecer poco si no se vive la experiencia en carne
propia. Mi hermana llevaba seis y daba la impresión de no querer volver.
Llegué
a Cambridge para realizar mis estudios universitarios en museografía,
graduándome con honores y una propuesta laboral por parte del Sedgwick Museum;
mi jefe directo durante la estancia, cuyo nombre era hindú pero él de
ascendencia latina, quedó satisfecho con mi desempeño pese al inconveniente
llamado Gordon: un joven con cara de alce que tenía el premio del capullo de
año.
Mi
hermana en cambio optó por Oxford, donde se graduó con honores en la
licenciatura de lenguas extranjeras. Posteriormente obtuvo casi de manera
inmediata, un importante cargo en la diplomacia de la ONU como traductora, en
los congresos que se llevaban a cabo. Al poco tiempo tuvo que viajar por
determinados países para continuar con su labor.
Y
Manchester esperaba por nosotras, quienes al ser hijas de padres acaudalados,
tomaban sus vacaciones en cualquier parte del mundo. Con nosotros viajaba un
ser elemental para nuestra familia, a quien no dejábamos en casa jamás: nuestra
nana. Esta mujer que desde muy joven comenzó con la ardua labor del cuidado de
los niños, llevando a nuestro lado, prácticamente toda una vida... o un par de
vidas. Y fue precisamente ella, quien al fin nos hizo volver.
Era
agosto y la familia Padmore Poulain estaba de luto por la pérdida del cuerpo y
alma de nuestro hogar: Connie, nuestra
adorada nana. Sofía, mi hermana, había llegado una tarde anterior a casa
después de que mi madre le llamara para comentarle sobre la grave situación de
salud en la que se encontraba; por mi parte, llegué en la madrugada después del
mismo aviso.
Y
después de esos cuatro largos años de no pisar Manchester y por ende mi hogar,
volver era una experiencia extraña y, aunada al motivo de nuestro regreso,
aquello pasaba a ser desolador. Recuerdo que eran las cinco de la mañana cuando
llegué a la ciudad, las avenidas principales se encontraban extrañamente solas,
hacía frío y el clima era húmedo debido a las lluvias que se habían presentado
en días anteriores.
Al
llegar a casa me recibió mi madre, me dio un abrazo fuerte, fuerte y mi padre
me ayudó con las maletas, así, pronto acordamos que lo mejor sería volver a
Manchester por un tiempo indefinido, razón por la cual, pedirían que mis cosas
y muebles, fueran trasladados de una ciudad a otra a la brevedad posible.
Pregunté
por mi hermana y ella estaba en la habitación donde dormía ahora Connie.
Apoyaba su torso sobre la cama mientras que el resto de su cuerpo se extendía
hasta un sillón que acomodó justo a un lado. Me quedé ahí observándolas a ambas
y pensaba “qué difícil es crecer y después de hacerlo, volver a casa”.
Intenté
no hacer ruido al entrar, pero el piso al ser de madera, hizo más ruido del que
quise evitar; Sofía despertó y después de reponerse me miró, con una expresión
de sorpresa digna de un campeonato. Se levantó de inmediato y caminó hasta a mí
para darme un abrazo que hicimos eterno: La extrañaba y ella a mí.
Nos
sentamos, ella en el sillón y yo en el filo de la cama. Ambas observamos a
Connie descansar, al menos eso parecía.
-No
creí que volver a Manchester doliera tanto- dije sin dejar de mirar a Connie.
-Algunos
regresos son así. No pude hablar con ella, ha estado sedada.
-Es
mejor así.-ambas nos miramos y me levanté para ir a mi habitación, la cual
lucía casi de la misma manera a como la había dejado. Sofía me seguía.
-¿No
te parece extraño?- preguntó sentándose sobre mi cama.
-Demasiado,
tanto como no ver telarañas y polvo en un sitio que no ha estado habitado-
ambas reímos.
-Sabes
que nuestros padres no permitirían ver envejecer nuestros cuartos. Imagino que
lo sabían...
-¿Qué
cosa?- pregunté
-Que
volveríamos- dijo mirándome fijamente.
-Supongo
que sí...-me senté a un lado suyo una vez que me había cambiado de ropa por una
más cómoda, tal y como lo había hecho ella. Después me recargué un segundo en
mi tocador.
-Frida...
quisiera disculparme por haber descuidado tanto nuestra relación, es decir...
descuidé tanto mi relación con la familia que no sé si me puedan perdonar.-
Sofía parecía tan llena de culpa y yo pensaba que, pese a ser cierto, no era
para tanto.
-Bueno...
no es como si nos hubieras retirado el habla por completo y te avergonzaras de
nosotros... entendimos muy bien que tu trabajo fue demandante y era necesario
para que te hicieras de cierta reputación. A veces los éxitos laborales tienes
cierto costo.
-Vaya
que sí, las relaciones personales son la moneda de cambio, al parecer.
-Está
todo bien- me acerqué para sentarme a su lado y sonreírle.
-Gracias...
-Entonces
tú y James...
-Sí.
Por más que lo intentamos... no sé, pienso que él estará mejor ahora que no
tiene que preocuparse por una relación...
-¿Y
tú? ¿Estás bien?
-Me
siento triste pero en calma, pienso que de “pertenecernos”, llegará el momento
de volver a encontrarnos. Por ahora lo de Connie me tiene con el ama hecha
pedazos.
-Nos
tiene...-contesté.
-¿Y
tú qué me dices?
-En
esencia, tú y yo estamos apestadas- ambas reímos –Terminé con Bill antes de venir
a Manchester lo cual le causó mucha intriga y un poco de decepción, pero pronto
partirá a Suecia y no habrá mucho por hacer para salvar nuestra relación.
-Lo
lamento...
-No
hay problema, fue bonito y me quedo con eso. Como dices, tenemos una cosa más
importante en mente.- Sofía asintió y nos quedamos en silencio, se levantó
encendió un cigarrillo y abrió las grandes ventanas de mi balcón, el cual daba
a la parte trasera de la casa.
-Joder,
cuántos recuerdos...-dijo al recargarse sobre el barandal.
-Vaya
cambio... este vecindario tenía tres casas grandes y bonitas, ahora es muy
lujoso- dije con una media sonrisa –Y nuestra casa ha mejorado su fachada, al
parecer no está tan mal.
-Lo sé...-Sofía seguía mirando hacia un punto fijo, al seguir su mirada me percaté que miraba el camino que nos llevaba a casa de los Gallagher.
-Ahora
que mencionas los recuerdos... los cavernícolas de cejas pobladas ya no viven
en esa casa.
-¿Cómo
lo sabes?
-Antes
de graduarme de la preparatoria lo supe, tiempo después Connie me dijo que se
mudaron a un vecindario cercano a éste.
-Vaya...
¿Y quién vive ahí ahora?
-Una
mujer que al parecer está sola.
-¿La
viste?
-No,
también me lo dijo Connie.- Ambas volvimos la mirada hacia el camino que en
nuestros días de preparatoria, nos conducía a los Gallagher. No sabía a ciencia
cierta qué era lo que pasaba por la mente de Sofía, pero por la mía rondaban
ideas muy curiosas, tales como ¿Qué sucedería si volviéramos a encontrarnos?.
Ni siquiera sabíamos si Noel había vuelto o no.
Finalizando
ella su cigarrillo volvimos al cuarto donde se encontraba Connie, para dormir
un poco al fin.
Y
mientras nosotras acompañábamos a Connie en el más profundo de sus sueños, la
ciudad tenía una madrugada fría y un nuevo visitante, el cual, viajaba en una
vieja vagoneta.
Narrador omnisciente:
-Maldita sea, maldita sea-
refunfuñaba aquel joven de carácter explosivo, quien curiosamente llevaba como
ruta, la dirección en la que las Padmore se encontraban: Exacto, el vecindario.
Los pensamientos de venganza,
producto de la ira al haber sufrido un percance de tránsito con un viejo
taxista, continuaban en aquella joven cabeza que conducía aquel vehículo al que
le medio sonaba el motor y otro poquito las balatas; la calefacción funcionaba
después de un par de golpes y en el modesto auto estéreo sonaba T-Rex.
-Debe agradecer tanto que llevaba
pasajeros… no iba arriesgarme, menos en el preciso día en que puedo volver a la
ciudad. Además no podría golpear a un hombre de evidente edad avanzada,
deberían retirarle la licencia e incluso jubilarlo.
Mientras conducía pensaba que no
podía llegar a casa de su madre en ese estado y mucho menos tan temprano
y, al ver que estaba pasando justo en frente de su antigua casa mejor se detuvo
en la acera de enfrente. Su antiguo vecindario quedaba de paso a la casa donde
su mamá y hermanos se habían mudado hacía unos años. En esta casa ahora vivía
una tía suya así que técnicamente aún estaba invitado a la propiedad cuando él
quisiera, pero no creyó que llegar a las 5 de la madrugada y sin avisar fuera
la mejor de las ideas, además aún se sentía bastante molesto y hasta un poco
asustado por lo que acababa de suceder. Pero debía calmarse porque sabía
que si llegaba mal humorado a ver a su madre después de no haberla visto por
tanto tiempo, le daría una buena cachetada o tal vez peor.
Para lograr tranquilizarse decidió
fumar un cigarrillo y bajarse de la camioneta un rato para admirar los cambios
que había en su antiguo vecindario; se veía muy diferente y moderno, no como
cuando él vivía ahí, donde la única casa bonita y arreglada era la de los
Padmore.
Volteó a ver la casa que ahora ya no
se veía tan ostentosa, pues las demás casas alrededor habían sido derribadas
para construir varias mansiones y departamentos. Mirar la casa le trajo
tantos recuerdos, más aún que mirar la casa donde ahora vivía su tía, y es que
en esa casa él vivo tantos momentos que definieron su vida, para bien o para
mal.
Recordó a Frida con su rebeldía y
mal genio, ella quien siempre quería arreglar todo a golpes (como Liam), pero con
el tiempo se volvió su mejor amiga y su confidente, llegando a la conclusión de
que en realidad ella sólo necesitaba quien la escuchara.
Y luego estaba Sofía… Sofía que
había cambiado su vida para siempre, ya que de no haber sido por ella, él jamás
hubiera pensado en trabajar en el mundo de la música. Jamás hubiera pensado que
era bueno escribiendo canciones, mucho menos cantando, y gracias a que comenzó
a involucrarse más en ese ámbito, pudo conseguir, tal vez el mejor trabajo del
mundo: ser roadie.
Como roadie tuvo la oportunidad de
conocer el mundo y él tenía muy claro que de no haberlas conocido a ellas, su
camino por la drogadicción y la delincuencia lo tendrían en un lugar muy
diferente en la vida, así que eso se los agradecería por siempre. Claro que
todo esto tuvo un costo, y fue perderlas para siempre de su vida.
Rio sarcásticamente y miró la
acera donde estaba sentado, pensó que lo mejor sería irse en ese momento y así
lo hizo, se levantó y se subió a la camioneta que le había prestado el tour
manager de la banda para ir a visitar a su familia, pues hacía ya más de 4 años
que no lo hacía. Encendió el carro y subió el volumen al track de T-Rex que
estaba sonando antes.
Era mejor salir de ese lugar, pues
los pensamientos que ahora invadían su mente lo hacían sentir ansiedad, esa
ansiedad con la que ahora se sentía tan familiarizado. El tren de
pensamientos que se dirigían siempre a donde mismo, siempre haciéndolo dudar y
pensar que, aunque haya disfrutado como nada en la vida de esta experiencia, qué
tanto valió la pena perder a Sofía después de todo.
Llegó a su nueva casa, ahora más
amplia y más bonita, teniendo siempre un lindo patio recibidor pues su madre
los amaba. Sintiéndose avergonzado de despertar a su madre por llegar a esa hora,
no tuvo más remedio que tocar la puerta.
Dos toquidos discretos y nadie
abrió.
-Quedó claro que fui prudente-
pronunció en voz baja y con una tenue sonrisa. Tocó el timbre y después de unos
segundos se encendieron las luces, esperó un poco y la puerta se abrió.
-Maldito seas, teniendo otra hora
en todo el jodido día...
-También te extrañé, Paulito
querido.- ambos rieron bajo y se enfundaron en un abrazo que pocas veces solían
tener.
-Pasa. Te tengo una mala noticia…
sigues compartiendo con Liam.- Noel hizo un gesto y sobó su rostro, le
disgustaba la idea de seguir compartiendo habitación con Liam.
-Tenía la esperanza de que
estuviera en prisión.- Paul rió ante el comentario y ayudó a Noel con sus
maletas, Liam estaba tan dormido que en ningún momento se percató de la llegada
de su hermano.
-Bien… descansa. Es agradable
tenerte de nuevo en casa.- se despidió Paul y Noel sólo asintió. El mediano de
los Gallagher se recostó y después de mirar unos instantes a su pequeño hermano
dormir, sonrió y se dedicó a hacer lo mismo: caer en el más profundo de los
sueños.
Dadas las diez de la mañana
parecía haber más actividad en la casa de los Gallagher, un olor bastante
apetitoso comenzó a despertar al recién llegado; comenzó a moverse, se estiró,
retiró un poco las cobijas y cuando se quedó en completo silencio, sintió una
mirada pesada e insistente. Volteó poco a poco hasta que…
-Demonios tenía la vaga ilusión de
que estuvieras en coma…- esa eterna voz medio grave y rebelde que no podía ser
de nadie más que de Liam.
-En coma te dejaré de otro
martillazo en la cabeza, imbécil.
-Inténtalo- Liam se dejó caer
sobre Noel y comenzó a alborotar más su cabello.
-Es suficiente- Noel hizo fuerza y
se levantó, empujando a Liam, éste comenzó a correr hasta el comedor con esa
risa estúpida.
-¡Liam basta! Me harás tirar el…-
su madre se quedó muda al ver a Noel salir atrás de un muro.
-sorpresa- dijo Liam detrás de
ella.
-¡Noel!
-Hola madre- contestó con una
amplia sonrisa. Su madre aventó el platón sobre la mesa y lo abrazó muy, muy fuerte,
llenó de besos su cara y repetía “estás aquí”. Todo era miel sobre hojuelas
hasta que…
-Infeliz- le dio un manotazo -
hasta que recuerdas que tienes un hogar.
-Ahora sí es una bienvenida-
contestó riendo ante la típica frase de su madre. Los otros dos también rieron.
Durante el desayuno Noel platicaba
entusiasta, todas las cosas que hizo, vio y aprendió durante las giras
consecutivas de la banda. Comentó que estar tan cerca de los escenarios lo
incentivaron más a realizarse como músico y que esperaba lograrlo algún día.
En cambio el resto de su familia
habló a grandes rasgos sobre los cambios en el vecindario donde antes vivían,
el trabajo y otros asuntos relacionados con el padre de los hermanos, quien
ahora y sorprendentemente, parecía haber desaparecido de la faz de la tierra.
Noel lógicamente estaba molesto
con el tema, Liam comentó que había iniciado una búsqueda incansable para
romperle la cara, pero que Paul siempre lo cuidaba para que no se metiera en
líos “como si aún fuera un adolescente” agregó el menor con un tono burlón.
-Pues es casi como si lo fueras,
hijito.- contestó su madre de manera severa.
-idiota- dijeron los dos
restantes, trayendo del pasado, esa expresión que parecía tan propia para Liam.
En cuanto a las hermanas Padmore,
la mañana no pintaba para ser tan animosa como la de sus contrapartes
masculinas.
Frida:
No sé exactamente qué hora de la
mañana era, un poco de luz se asomaba por la ventana en un tenue destello que
se filtraba por las orillas de las cortinas, creando una ligera luminosidad
detrás de éstas. Cuando abrí bien los ojos y recordé en dónde estaba, un frío
inefable invadía uno de mis costados, me levanté de golpe, Sofía no estaba,
ella entró justamente unos segundos después a la habitación.
-Connie- murmuré, ella se acercó a
prisa hasta la cama, tocó su mano, su frente, le habló un par de veces… y me
miró; en esa mirada la angustia y la frustración se presentaban. Miré a Connie,
tomé su mano, la llamé muy bajo porque el vacío que se hacía en mi interior, me
robaba la voz.
Inmóviles nos quedamos
observándola, en un silencio agresivo y frío, Sofía se sentó en el borde de la
cama y también tomó su mano, ambas nos miramos para encontrar la comprensión
mutua de lo que estaba sucediendo. Ella asintió y yo respondí con el mismo
gesto, ambas sabíamos que además de nosotras dos, ya no había nadie más en esa habitación:
Connie había muerto.
Después de permanecer inmóviles,
Sofía se levantó intentando continuar ecuánime para hablarle a papá, él corrió
a la habitación junto con mamá sólo para confirmar lo que mi hermana había
informado. Nos pidieron que saliéramos del cuarto, cerraron la puerta y
comenzaron a hacer las llamadas correspondientes, Sofía y yo permanecíamos en
un estado de shock que nos tenía respirando por inercia.
Papá salió y nos vio aún ahí,
paradas sin mover un sólo músculo, por lo que nos abrazó fuerte y sólo así
pudimos reaccionar. Lloramos inconsolablemente por mucho tiempo hasta que las
personas indicadas fueron por el cuerpo y nosotras tuvimos que alistarnos para
el funeral de Connie. Nos bañamos, nos cambiamos y hacíamos aún las cosas en
automático, quizá intentando no pensar en lo sucedido para no perder los
estribos. Miré mi celular, pensé en llamar a alguien pero nadie me convencía,
sabía que tenía a mi hermana y nadie más que ella me comprendería, además, mis
amigos querrían estar encima de mí todo el tiempo sin darme un momento a solas
para reflexionar y resignarme.
Se decidió que su cuerpo se
velaría sólo una noche y a la mañana siguiente sería la sepultura, tal como
ella quería, en aquel Manchester que cambió su vida. Algunos familiares se
dieron cita y no sabíamos exactamente quién estaba reconfortando a quién pero
fue bueno para todos, ese apoyo emocional que nos hizo sentir acompañados por
igual. Mis padres no escatimaron en gastos al momento de cubrir las cuotas
funerarias ni de elegir el lugar donde descansarían los restos de Connie, pues
desde que se supo que Connie no mejoraría en salud, se mandó a hacer un
mausoleo cuya opulencia se asomaba por cada rincón.
Y ahí estuvimos de pie, observando
cómo aquel cajón con el cuerpo de Connie descendía y descendía; Sofía y yo
pensábamos en lo triste que sería nuestra vida sin ella de ahora en adelante,
se llevó tantos recuerdos y secretos, y nosotras ahora sólo debíamos guardarlos
también.
Cuando todo había finalizado, me
alejé un poco de la multitud intentando conseguir un poco de aire fresco, pues
al estar rodeada de tanta gente me sentía sofocada, pero fue en ese instante a
solas que en cierto momento, sentía que alguien observaba todo de lejos; voltee
lenta y discretamente y al hacerlo pude divisar una figura alta y gruesa con
cabello claro y un poco ondulado. Al instante de haber asociado aquella figura
con una cara conocida, pensé en caminar directamente a hacia ella, pero uno de
los familiares de Connie me detuvo para hablar conmigo y más tarde, al volver a
mirar, no encontré a nadie, por lo cual pensé que había sido todo producto del
cansancio.
¡Hola!
Esto se siente un poco raro, después de algunos meses de inactividad en blog, volver es un poco extraño.
Como les había comentado a mis dos lectoras xD reinicié la historia después de x acontecimiento, se supone que publicaría la historia en un sólo post, pero no sé me pareció exagerado, tomando en cuenta la manera en a que tiendo a extender las cosas jajaja.
No sé si ya lo hayan notado, pero no cambié muchas cosas que ya había escrito, sólo decidí quitar algunas cosas que consideré estaban de más y también eliminé escenas, les di un re acomodo e hice la aparición de los Gallagher más breve, pues en las publicaciones anteriores, habían tardado un poco.
Trataré de ser constante con las publicaciones, pero me cuesta trabajo porque me había acostumbrado a yo no hacer todo esto jajaja. Sólo espero que les guste y que disfruten la lectura.


Jajajajjaaja yo de pendeja pensé que ibas a continuar con el mismo y sólo agregar un capítulo nuevo 😂😂😂😂 eso me pasa por no prestar atencion pero me gustó como iniciaste, sobre todo ahorrándote la mamada de Bill (sorry pero jamás me agradó jajajaja)
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